En Europa circulan actualmente un millón de autocaravanas y furgonetas camper. Se calcula que hay 40.000 vehículos categorizados como vehículo vivienda en España. No hay datos concretos de furgonetas camper. Pero en lo que a facilidades se refiere, nos quedamos muy por detrás de países como Alemania o Francia, que cuentan con la implicación de los gobiernos para crear lugares preparados para la pernocta con servicios para los furgoneteros.
Esta es una dificultad bien sabida. Pero es que además, nos tenemos que enfrentar al concepto que se tiene en nuestro país de los usuarios de furgonetas camper. Nos gusta pensar que las acusaciones se deben al desconocimiento. Así que aquí queremos echar por tierra los mitos y leyendas que se pronuncian sobre nosotros. Así que declaramos que cualquier parecido a la realidad en las siguientes afirmaciones es pura coincidencia:
1. No gastamos dinero al viajar
Los viajeros en furgoneta camper no nos mantenemos del aire. Quizá no durmamos en un hotel, pero la capacidad de la pequeña nevera de la furgo es limitada. Además, nos encanta probar la comida de los lugares que visitamos.
Los que viajamos en furgoneta camper comemos en restaurantes, compramos en supermercados, repostamos gasolina, degustamos la gastronomía de la zona y compramos recuerdos para llevar de vuelta a casa. De vez en cuando alojamos nuestra furgo en campings para hacer uso de los servicios de los que muchos no disponemos en nuestras furgos.
Lo que no nos gusta es que nos obliguen a meternos en un camping por imperativo legal. Y más cuando la DGT contempla que cuando una furgoneta o autocaravana está aparcada en un lugar autorizado debe ser tratada como cualquier otro vehículo. Algunos propietarios de negocios en los lugares donde se están abriendo al turismo de autocaravanas y furgonetas camper dicen que los turistas itinerantes se dejan mucho dinero en sus establecimientos. De hecho, en algunas zonas este tipo de turismo aumenta un 25% los ingresos turísticos de la zona.
2. Damos mala imagen
En la mayor parte de Europa existe un buen concepto de los viajeros de furgoneta camper. Son considerados turistas con poder adquisitivo, ya que ni el vehículo ni el equipamiento del que se dispone son precisamente baratos.
En España el concepto cambia radicalmente. Viajar en furgo da mala imagen. La idea más común que se tiene es la de gente joven que se apiña en una furgo y se dedica al botellón. Pero los que viajamos en furgo sabemos que eso solo ocurre en casos aislados.
No decimos que no nos guste disfrutar de una cervecita entre amigos. Pero en la cultura de furgoneta camper predomina el respeto, el buen rollo y el compañerismo allá donde vayas. Y, aunque todo se puede mejorar, acostumbramos a no dejar rastro y respetar los silencios y el descanso de nuestros vecinos rodantes.
Quizá esta mala fama se debe, en parte, al uso que se ha hecho de este tipo de turismo. Pero la realidad es que hace tiempo que esto ha empezado a cambiar. Solo hace falta darse una vuelta en furgoneta para darse cuenta de que el turismo en furgoneta camper es sano, cívico y propio de gente a la que le encanta estar en contacto con la naturaleza y cuidar los lugares que visitan.
3. Aparcamos en un sitio y no nos movemos
Viajar en una casa rodante permite hacer un reparto de la riqueza más equitativo. Da oportunidades turísticas a lugares que nunca lo hubieran soñado. Viajando en furgoneta llegamos a lugares pequeños donde no llegan las masas y a destinos menos turísticos. Aunque otras veces visitamos lugares más concurridos.
En esas ocasiones, como en todas las demás, buscamos el mejor sitio para aparcar y obtener así las mejores vistas para nuestro salón improvisado. Y eso puede molestar a quien llega más tarde creyendo que nos hacemos dueños del lugar. Tranquilos, también tenemos otra inquietud, la de seguir viajando. Así que, por norma general, cuando aparcamos en un lugar ya estamos pensando en la siguiente parada.
4. Los que viajamos en furgoneta somos sucios
En este punto puede que pequemos de optimistas. Pero nos basamos en nuestra propia experiencia y en lo que hemos visto en el resto de furgonistas que nos encontramos en el camino. Podemos asegurar que no hay turista más cívico y responsable que el que viaja en furgoneta camper. Pero es cierto es que, al ser los que estamos la mayor parte del día en ese lugar, estamos en el punto de mira.
Dicho esto y continuando con las generalizaciones, los que viajamos en furgo no tenemos reparo en llevarnos de vuelta en nuestra furgo una bolsa de basura. A veces, a otros les parece impensable llevarse una bolsa de basura en su maletero.
Somos viajeros, no delincuentes
Tener una terraza natural enorme en la puerta de tu furgo engancha, de eso no hay duda. Pero eso no quiere decir que no queramos contribuir al mantenimiento económico y del medio ambiente de los lugares que visitamos. El sector del turismo tiene que saber reaccionar positivamente al cambio. Queremos ser autónomos y explorar lugares sin una soga que nos ate a ningún itinerario.
Las empresas turísticas y las autoridades deben saber estar a la altura y sacar partido de este turismo diferente y ya muy avanzado en toda Europa. La última normativa del Reglamento de Circulación con respecto a los lugares de pernocta contempla que un vehículo puede estacionar en cualquier lugar de la vía pública en el que se pueda aparcar cualquier otro vehículo.
Por primera vez los usuarios de furgonetas camper, por ley, no pueden ser multados por pernoctar en el interior de su furgo siempre que estén correctamente estacionados y no desplieguen elementos que den motivos para pensar que están acampados. Aún así, seguimos siendo perseguidos por las ordenanzas municipales y el afán recaudatorio de las administraciones. Al final, no nos queda otra que recurrir y esperar a que anulen la multa.
Te sugerimos que eches un vistazo a nuestro Manifiesto para que todos se enteren de cómo somos los que viajamos en furgo.
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