Volkswagen T1 Race Taxi

    Fotos: Race-Taxi

    Volkswagen T1 Race Taxi
    Volkswagen T1 Race Taxi

    ¿Es una Volkswagen? ¿es un avión? No… ¡es Race Taxi! Aparentemente es una Volkswagen T1 pero en su trasero ruge un motor seis cilindros Bi-Turbo de un Porsche 993 con nada menos que 530 Cv. Una idea alocada que a más de uno le habrá pasado por la cabeza pero fue el suizo Fred Bernhard quien con la ayuda de su equipo, patrocinadores y más de 3.000 horas de trabajo consiguió llevar a cabo este sueño. Un reto profesional que le llevó hacia las puertas de lo imposible para dar un paso más y conseguir lo que no se había hecho antes, todo un reto solo apto para valientes.

    La transformación de Race Taxi

    Lo primero que hizo Bernhard fue conseguir una vieja y oxidada T1 de 1962 que en ese momento podía servir para poco más que para albergar gallinas en su interior. Quiso darle una nueva oportunidad a tal montón de chatarra y despiezó la furgoneta para ver que partes podía aprovechar y que otras no. Se quedó únicamente con la carrocería y más tarde consiguió una Volkswagen T3 de 1985 de la que usó la base y algunos componentes. La dificultad de mezclar una T1 con una T3 supone un imposible para muchos, ya que la T3 es más ancha, pero lo consiguió cortando la carrocería en cuatro partes y volviendo a juntarlas sobre la nueva base, obteniendo una T1 21 centímetros más ancha y 10 pulgadas más larga.

    Bernhard y su equipo (entre los que se encontraban Fred Andreas Weibel y Roland Zbinden, reconocido mecánico de carreras de coches con más de diez años de experiencia en Porsche) decidieron añadir un tercer vehículo más al ensamblaje y se hicieron con un Porsche 993 Bi-Turbo siniestrado para incorporar su maravilloso motor refrigerado por aire al resultado de la fusión de las dos Volkswagen. Algo que cobra mucho sentido si sabemos que el creador de la Volkswagen T1 fue el mismo Ferdinand Porsche y que el motor original era también refrigerado por aire.

    El motor de Race Taxi

    Volkswagen T1 Race Taxi

    Encajar un motor considerablemente más grande, con numerosos componentes y con toda la parte electrónica que la vieja T1 desconocía tampoco fue una tarea fácil. Los retos parecían aumentar exponencialmente en cada paso que se avanzaba. Para completar el rompecabezas se realizaron centenares de bocetos, probaturas de materiales y un montón de dinero, hasta que finalmente lo consiguieron.

    Una vez acomodado el motor se aligeró el interior sustituyendo el suelo y el techo con fibra de carbono, consiguiendo un lifting total para conseguir un peso final de 1.500 Kg y poder así, optimizar el rendimiento del nuevo motor de seis cilindros Bi-Turbo y de sus 530 Cv de potencia. Además se instaló una suspensión regulable Bilstein, unas llantas de aleación de 18 pulgadas y neumáticos de 235/35 en el tren delantero y 285/30 en el trasero, manteniendo la dirección y los frenos del Porsche 993. Seis años después de que la vieja furgoneta oxidada llegara al taller de Bernhard,  al fin llegó el gran momento. Todo listo, montado, conectado, la gasolina aguardando pacientemente en el depósito y la llave puesta en el contacto.

    Es el momento de arrancar esta maravilla por primera vez y la electrónica es la parte que más preocupa a Fred, ya que es la única parte con el poder suficiente para hacerles despertar del sueño. Pero al girar la llave el motor arranca a la perfección y proporciona a Bernhard y su equipo uno de aquellos momentos de la vida que no se borrarán jamás de su memoria.

    El debut del Race Taxi

    Era el verano de 2006 y la Race Taxi se encontraba en Bélgica dispuesta a completar su primera vuelta en un circuito. El color exterior era negro, todavía no tenia el acabado plateado que la vestiría más tarde, pero por dentro ya tenia esa alma renovada y ese corazón nuevo que ni el mismo Ben Pon se habría atrevido a imaginar. Se acercaban otros conductores a curiosear cuando vieron una vieja caja negra sobre el asfalto y bromeaban sobre cuántas piezas perdería en la pista, pero tuvieron que quedarse con la boca abierta al ver como esa vieja furgoneta del 62 había superado los 200 Km por hora cruzando íntegra y orgullosa la línea de meta, toda una hazaña.

    Una vez que Fred Bernhard consiguió el reto y realizó su sueño, la Volkswagen T1 Race Taxi se convirtió en un vehículo de exposición, que viaja a ferias como la del festival austriaco Wörthersee de 2015, donde se llevó los mejores elogios. Mientras no está de gira, Bernhard ofrece viajes de pasajeros en distintos circuitos de carreras y realiza un exhaustivo y continuo control asegurando el estado óptimo y permanente de esta maravilla artesanal de la ingeniería moderna.