Cuando todo esto acabe…

furgo en la playa

¡Vaya momento nos está tocando vivir!

Después de viajar en cinco furgonetas cámper, estaba felizmente recorriendo Europa en mi último hogar sobre ruedas. Pero ahora todo se detiene y no podemos viajar. Hemos tenido que parar y reflexionar.

La mayoría de cosas malas también tienen su lado positivo y he podido sacar algunas buenas con esta reflexión. A continuación, compartiré todo lo que me apetece hacer cuando todo esto acabe. Esta lista no tiene un orden de importancia, simplemente son las cosas que estoy echando de menos.

Cuando todo esto acabe iré al monte, me descalzaré y sentiré la humedad de la hierba bajo las plantas de mis pies. No haré esto solo, porque me muero de ganas de disfrutar de momentos así con la gente a la que aprecio, con la gente con la que quiero volver a conectar.

También quiero acercarme a mi padre, darle un abrazo, un beso, tocar sus manos y sentirle cerca. Cocinar con él, escuchar sus repetitivas historias y contarle todo lo que pasa por mi cabeza mirándole frente a frente, a sus ojos.

Cuando todo esto acabe, quedaré con una persona especial que acababa de conocer justo antes de esto. No parece justo que el universo te ponga delante alguien que te inspira y con la que estás tan bien un día, y al siguiente desaparezca. Aunque mirando el lado positivo, ahora tengo más motivación que antes. Las ganas es lo que nos mueve a la mayoría de nosotros. En mi caso, un mundo sin motivación no valdría la pena.

Quiero ver cosas que ya tenía vistas y que seguirán igual. Pero también tengo curiosidad de ver lo que está cambiando. Dicen que la naturaleza se está transformando para bien. ¿Y la gente? ¿Habrá cambiado? Puede que seamos más mayores, más voluminosos o incluso más atléticos en algunos casos. Tengo curiosidad, ganas y motivación.

cuando esto acabe

Cuando todo esto acabe quiero ir al centro de mi ciudad, sentarme en un banco y ver a la gente. Qué hacen, cómo se mueven, con quién se encuentran… Simplemente pasear por el centro de San Sebastián y llegar al mar. Bañarme en esa alucinante playa aunque el agua esté fría. Que la gente me mire pensando: “Otro loco más que se baña con esta lluvia y este frío”. Quiero sentir la arena en todo mi cuerpo, no solo en las plantas de los pies. Bañarme, llenarme de arena y volver al agua. También quiero disfrutar de los rayos de sol mientras estoy en la orilla escuchando las olas. Va a ser increíble, mejor que nunca.

Cuando todo esto acabe, andaré… andaré como nunca. Me da igual hacerlo por el monte o por la ciudad, solo o con gente, rápido o despacio, pero andaré. Además lo haré mirando y apreciando cada color, cada sonido, cada olor, cada pajarillo… Va a ser espectacular. Soy una persona que disfruta de estas pequeñas cosas. Me gustan las cosas que se hacen despacio, por eso mi cualidad es la paciencia. Muchas veces gozo posponiendo el placer, por eso creo que llevo tan bien este momento. Disfruté mucho aprendiendo y poniendo en marcha proyectos para poder vivir viajando, ahora que los tengo, parece que echo de menos esos momentos. Por eso mi cabeza no para de pensar en nuevas ideas. 

Tomar una cerveza en un bar con mis amigos. ¡Qué ganas! ¿Eso seguirá siendo lo mismo? Creo que no. En mi cabeza, al menos, será mejor. Es como el prisionero, que probablemente no valoraba su libertad, hasta que la perdió. Ahora todos somos prisioneros y en cuanto volvamos a tener libertad, la disfrutaremos como nunca.

Cuando todo esto acabe quiero viajar, ¡por supuesto! Arrancar mi hogar sobre ruedas y disfrutar de la carretera. Necesito volver a pensar en qué dirección voy al día siguiente. Solucionar problemas que me encuentro. Contratiempos que, o bien me hacen aprender, o me hacen conocer a alguien nuevo. Quiero llegar a ese lugar alucinante donde no hay nada más que otro furgonetero, vistas hermosas, silencio y felicidad. Tengo muchas ganas de encontrarme con más gente que viaja como yo. Con extranjeros que tienen furgonetas muy diferentes y con gente que se han criado muy cerca mio, pero me los encuentro a miles de kilómetros.

Cuando todo esto acabe quiero seguir compartiendo historias de viajes, pero no solo tras un micrófono o mediante el teclado de mi ordenador. Quiero juntarme al calor de un fuego o en una apretada furgoneta para contar historias de viajes y hacer así nuevos amigos.

Arrancar la furgoneta para seguir recorriendo el mundo se volverá a convertir en algo normal, estoy seguro. Pero habrá unos primeros momentos donde este simple gesto nos producirá incluso más felicidad que antes. ¿Te imaginas? ¿Escuchas el motor? ¿Sientes las vibraciones?

viajando simple y la pandemia