Lo peor de viajar con perros

Lo peor de viajar con perros

Un nuevo post escrito por Raquel G de Viajando con perros.

Viajar con perros no es fácil. A todos nos viene a la cabeza la idílica imagen de un precioso Golden corriendo suelto con su resplandeciente pelaje dorado y sus sedosas orejas al viento al lado de su dueño…. ¡Qué escena tan magnífica! ¿verdad? Pero ¡cuántos nos hemos desgañitado gritando como posesos el nombre del susodicho can al soltarlo sin recibir ni un triste amago de comprensión en sus ojos cuando ha girado la cabeza en plena carrera para mirarnos!

¡Qué hermoso es ver a esos perros celestiales al lado de sus dueños y más cuando los tuyos están esperando escuchar el “clic” de la correa al desengancharlos para convertirse en diablos de Tasmania! Y ¿cuántas veces habrás dicho eso de “no te preocupes, no hace nada” y antes de terminar la última palabra tu espléndida mascota te ha involucrado en un conflicto internacional del que no te salva ni la diplomacia de Barack Obama ni el dinero de Donald Trump?

¡Cuánto daño ha hecho Scottex! Si no es alegría ni ternura lo que se siente al llegar de trabajar y encontrar la casa como si una manada de ñus hubiese pasado, imaginaos el interior de una furgoneta. Pero… ¡qué bonito es viajar con perros! Sobre todo, cuando tienes que compartir con cinco el habitáculo de una furgoneta para dormir y al irritante sonido de los mosquitos se le suma el de cinco patas rascándose.

Tú, que has preferido pasar calor a tener que abrir las ventanillas para evitar las picaduras de insectos, te encuentras que en medio del silencio de la noche se escucha un fino silbido producto de alguna ventosidad involuntaria. Ese efluvio que inunda la cabina te obliga a abrir escotillas aún sabiendo que los vampiros acechan en el exterior, esperando entrar como quien espera la happy hour en un bar.

Y ¡qué decir de cuando has estacionado tu furgoneta cerca de algún riachuelo, lago, pantano o playa donde tus increíbles perros han podido disfrutar de un día entero de baño! Si has podido hacer que salieran antes de la puesta de sol, desde @viajar_con_perros te damos nuestra más sincera enhorabuena. De lo contrario, nada (ni los saquitos de carbón activo) harán desaparecer de la tapicería el intenso olor a perro mojado. Pero, antes de arrancar la furgoneta, te giras y los miras a los ojos. En tu interior sabes que valdrá la pena las horas que te vas a pasar limpiándolo todo.

Y ¡qué decir de los aspavientos de hastío de las personas que durante la semana se subirán a tu furgo y se quejarán de los pelos clavados como estacas en la tapicería! Personas que te lanzarán consejos sobre cómo y con quién debes vivir tu vida. Pero lo que ellos no saben es que en ese instante tu mente vuelve atrás, al momento exacto en el que se produjo esa mancha, arañazo, mordedura… y la voz desaparece, ya nada importa. ¿Y sabes por qué? Porque adoras a ese peludo que te acompaña a todas partes.

Lo peor de viajar con perros no son los perros en sí sino la ignorancia de las personas, tanto de las que nos rodean como de algunos propietarios.

Viajar con perros tiene su parte negativa

Que los perros son uno de los seres más adorables del mundo, es un hecho. Ahora bien, también te pueden ocasionar las situaciones más irritantes y estresantes de tu vida.

El amor, como cualquier sentimiento, está infravalorado; sobre todo en cuanto a mascotas se refiere. Podríamos empezar a hablar de educación puesto que es la base para una buena convivencia. Las sociedades se rigen por normas morales. Unos valores éticos que estamos obligados a transmitir a nuestros descendientes, haciéndose extensivo a nuestras mascotas ya que comparten un lugar en la familia y, por lo tanto, no lo olvidemos, en la sociedad.

Viajar con perros en furgoneta requiere de mucha paciencia. No solo has de vigilar y controlar a un animal al que has sacado de su hábitat (la casa, el sofá, el parque, su jardín) también todos los componentes externos que pueden resultar un peligro para él, incluidas las reacciones de otros animales o personas. Por este motivo es tan importante la educación.

Por suerte para todos los que viajamos con perros, la sociedad está más concienciada con el nuevo rol de las mascotas en el núcleo familiar y empieza a adaptar su legislación a este hecho. Cada vez hay más voces que reclaman el perro como un miembro más de la familia y los espacios públicos adaptan su normativa. Pero el propietario también ha de adaptar y enseñar las normas de convivencia a su peludo de cuatro patas ya que la responsabilidad de cualquier acto será suya. Y es esa parte la que algunos propietarios no terminan de interiorizar: el perro es un animal, el humano es el ser racional. Por supuesto que siempre hay excepciones, en ambos lados. No podemos convertir a todos en “locos de los perros”, pero sí minimizar el efecto negativo de las voces que se oponen al cambio que en nuestra sociedad se está produciendo con el movimiento #petfriendly. En los 50, una marca de coches revolucionó el mundo con un único modelo, el Volkswagen T1 “Bulli”, convirtiéndose en el símbolo de una filosofía de vida cuya esencia, en la actualidad, se etiqueta bajo el hashtag #vanandlife. Setenta años después de que nuestros abuelos nos enseñaran cómo ruge la libertad, nos toca a nosotros volver a revolucionar el mundo. Por nuestros compañeros: educa, respeta y ama (#vanlifedogs).

Todo lo malo, merece la pena