Entender la libertad: “tener libertad de movimientos no significa que podamos aparcar donde queramos”

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El 2020 ha sido el año de la consolidación del sector caravaning en nuestro país.

Veníamos de años de continuo crecimiento, de una labor de proselitismo prácticamente diaria para convencer, familia a familia, de que en España también existía otra forma de hacer turismo, mucho más amena que un hotel o un apartamento, un turismo itinerante en contacto directo con la naturaleza, con libertad de movimientos y sin ataduras ni prisas. Pero ha sido de una manera involuntaria, sin querer ni buscarlo, y cuando teníamos sobre nuestros negocios un enorme nubarrón negro de 3 meses de cierre forzoso, cuando miles de familias se han dado cuenta que nada mejor que viajar en autocaravana o camper para guardar nuestras propias medidas de seguridad o limitar nuestro distanciamiento. Si años atrás, el 30% de los clientes que alquilaban en verano eran extranjeros, este año ese 30% han sido clientes noveles. Novatos que nunca antes se habían acercado a nuestro sector. Toda la flota de alquiler de la que disponemos, unos 5.500 vehículos, se ha alquilado y eso se ha notado en nuestras autovías, en muchas localidades, en las parcelas de los campings y en las áreas de pernocta. Estamos muy contentos por ello y convencidos de que el caravaning ya ha llegado definitivamente a nuestro país para quedarse. 

Pero eso sí, no nos podemos olvidar de la otra parte del caravaning, quizá, la más importante y la que más tenemos que cuidar. Porque tener libertad de movimientos no significa que podamos aparcar donde queramos, poder cenar bajo las estrellas no significa que podamos tirar los desperdicios en cualquier sitio, poder llegar prácticamente hasta el último rincón, no significa aparcar todos los días en primera línea de playa. Hemos presenciado este verano extraordinarias imágenes que ni en el mejor de nuestros sueños hubiéramos imaginado hace unos años, pero también, desgraciadamente y aunque han sido casos excepcionales, hemos visto casos de incivismo, de falta de respeto al resto de ciudadanos y, lo que es más grave, de maltrato a nuestra razón de ser, la naturaleza y el medioambiente.

Es nuestro deber entender la libertad y transmitir nuestros valores

Entre todos, tenemos que convencer a estos pocos autocaravanistas insolidarios y enseñar a los nuevos cuáles son los valores del auténtico caravanista, el ADN de nuestra afición, de nuestra forma de entender la libertad. Por ejemplo, no es bueno para nadie ofrecer esa imagen de asentamientos ilegales en determinados puntos costeros. Tenemos que hacer hincapié en la utilización de campings y áreas destinadas a la pernocta de autocaravanas, cada vez más equipadas para nuestras necesidades. Ya sé que son pocas, pero hemos pasado de apenas 200 en 2010 a más de 1.100 este 2020. 

Es cierto, y lo hemos comprobado también este verano, que no somos bien recibidos en algunos municipios. Nos prohíben y nos multan injustificadamente por estacionar en la vía pública como cualquier otro turismo. Por eso, desde ASEICAR, llevamos años trabajando de forma directa con las distintas administraciones e incluso, vamos a comenzar a asesorar de manera individual a comunidades autónomas, diputaciones y municipios en la elaboración de sus normativas, para fomentar e incrementar estas áreas por todo el país, desarrollando y actualizando la legislación que regula el caravaning e intentar evitar así que algunas autoridades nos vean como “invasores” de su espacio y sus lugares.

Todos tenemos claro que somos una fuente de ingresos (en algunos casos, muy importante) para muchos pueblos y municipios, pero también debemos saber comportarnos en ellos. No podemos pretender llegar hasta la misma Plaza Mayor o aparcar nuestro vehículo frente a un monumento. Tampoco es lo mejor ocupar buena parte de las plazas de aparcamiento de un paseo marítimo o estacionar pegado a la terraza de un bar o restaurante. Por el bien de todos y especialmente, por nuestra imagen, no nos cuesta nada dejar nuestro vehículo un poco más retirado y no provocar quejas y molestias.

Especialmente importante es la limpieza de nuestro entorno, respetando al máximo el medio ambiente y el lugar que visitamos. Basta con echar los desperdicios en una bolsa y tirarla más tarde en un contenedor para mantener limpia la naturaleza y limpia nuestra imagen. Y, por supuesto, utilizar los espacios habilitados que tenemos para el vaciado y llenado de nuestras aguas.

Todo esto es ser autocaravanista. No basta con tener un vehículo y movernos de un sitio a otro. Estamos dando pasos muy importantes y consiguiendo grandes metas, pero si queremos seguir reivindicando nuestros derechos ante las autoridades, debemos ser responsables y respetuosos con el medioambiente y con nuestros conciudadanos. Si tenemos claros estos principios, poco a poco irá mejorando la percepción de unos y otros a los que todavía les cuesta creer en el autocaravanismo como modelo de turismo itinerante.

Desde ASEICAR lanzamos hace unos meses el “Decálogo del Buen autocaravanista”, con sus 5 normas básicas y el “Manual del buen uso autocaravanista”, con consejos prácticos y recomendaciones. Son la “Biblia” de cualquier amante del caravaning, la Constitución a cumplir por autocaravanistas y camperos. Seguro que entre todos pondremos al caravaning en España donde se merece. Un saludo.