Acrovantrip: rodar y volar en furgo

Acrovantrip y su van

Acrovantrip son Cathaysa y Héctor. Nacidos en Gran Canaria y habiendo vivido cada uno en otros lugares, se conocieron a su regreso a la isla. Allí surgió el viaje que ya se había iniciado mucho antes de que ellos lo supieran.

Lumiére: una casa a medida

Bautizada como La Lumiére, la furgo es una Toyota Hiace 2L del año 2000. Desde sus primeros andares al salir del concesionario había servido para transportar productos de la empresa familiar de Héctor y éste, con tan solo 8 años, viajaba en el asiento trasero mientras escuchaba canciones de Bob Marley.

Doce años más tarde, cuando sus padres le hicieron el mejor regalo que había tenido nunca, supo que sus manos no iban solamente a manejar su volante, sino que le darían un gran cambio. Durante 4 años la camperización fue progresiva aprendiendo a hacer una casita en un lugar donde antes solo se transportaba mercancía.

La lumière de Acrovantrip

“Desde el principio tenía claro que quería acabados como si hubiese venido así desde Japón y sentía la necesidad de que la parte eléctrica fuera la más profesional de la camperización. Instalé una segunda batería cargada por un relé, dos paneles solares y una toma de corriente externa, todo con sus respectivas protecciones y controlado por un monitor de batería con el que visualizar desde una pantalla en la consola central y desde el móvil, el funcionamiento de todo el sistema eléctrico.”, dice Héctor.

Para que todo tuviera sentido,  instaló una radio con cámara de marcha atrás, calefacción estacionaria de gasoil, iluminación LED y tomas de 12V y 230V en varios puntos, un depósito de agua, para ducha exterior y fregadero, también monitoreado para ver el nivel de agua del depósito y aislamiento térmico cubriendo todo el interior de la furgoneta. “Aunque  todo eso parece la parte más difícil, para mí fue pan comido. Nada que ver con lo costosa que fue la fabricación de los muebles, ya que tuve que vérmelas con aprender a trabajar la madera, pintar, cantear, tapizar, etc.”.

la cama de acrovantrip

El Sueño: Acrovantrip nace con un SÍ

¿Cómo llegan a crear un viaje común un Electricista especializado en Energías Renovables y una Artista-Acróbata Terapeuta?

Cathaysa deseaba hacer su temporada de festivales de Acroyoga por Europa sin tener que volver a Gran Canaria después de cada evento. Héctor regresó a la misma isla después de quince años en Fuerteventura y dejó atrás su trabajo con intención de rodar por Europa, utilizando su Isla natal como trampolín.

Y comenzó con un SÍ. Puedes fantasear todo lo que quieras sin que nada pase, pero cuando tomas una decisión todo empieza a materializarse. “Una mañana, desperté al recibir un mensaje desde Copenhague. El organizador del festival al que deseaba asistir desde hacía años me comunicó  que quería que fuera en calidad de profesora. La emoción me despertó de golpe y mi impulsividad hizo que me atreviera a preguntar si las habilidades de Héctor eran necesarias para la preparación del mismo. Al recibir un emocionado SÍ por respuesta, no pude contener las ganas de despertar al que sería mi compañero de aventuras.”

Lo que comenzó siendo una broma, ha llegado a hacerse realidad. Al ver y sentir que encajaban en sus micro-escapadas por las islas, fantaseaban con hacerlas “a lo grande”. “Nos nutrimos de las pasiones del otro, aprendiendo en un tiempo récord a lijar, estirar, tapizar, alinear y un largo etc.”.

Durante escasos meses, continuaban con sus quehaceres cotidianos, Cathaysa impartiendo clases de Acrobacias, realizando sesiones Terapéuticas, bolos Artísticos y dibujando los diseños para los productos que venderían durante el viaje. Mientras, Héctor terminaba su formación y hacía trabajos de electricidad en viviendas y furgonetas. A la vez ambos preparaban, con el escaso tiempo que les restaba, la casita que les haría rodar por el continente. Y, por si fuera poco, siempre buscaban un huequito para entrenar y practicar Acroyoga.

La aventura

Las caras de Acrovantrip

Y llegó el momento de la verdad. “Salimos de casa con la idea de viajar por Europa durante cuatro meses para asistir a 5 festivales de Acroyoga, el más lejano en Suecia. Hemos estado en 9 países y también hemos llevado el Acroyoga a la comunidad furgonetera en el Primavera Van“.

Ya de vuelta en su isla, le preguntamos cómo ha sido esta primera experiencia viviendo, trabajando y viajando en furgo.  “Hemos empezado a aprender sobre la vanlife.  A vivir en unos pocos metros cuadrados. Que en muchas ocasiones los planes se diluyen y no es fácil llegar en hora ni poder ir a todos los lugares a los que pensamos ir. Es necesaria la organización y el orden para que los tiempos no se alarguen más de lo esperado. La comunicación y el respeto del espacio de cada uno juega un papel muy importante y nuevos amigos aparecen en nuestra vida haciendo emocionante e impredecible nuestra ruta”.

En definitiva, este año estamos cumpliendo juntos nuestros objetivos, uniendo nuestras habilidades, pasiones y experiencias en esta aventura en la que ya estamos inmersos, buscando la manera de trabajar y vivir en este mundo, con el Acroyoga, la venta de producciones artísticas y el mundo camper. Y sobre todo, seguimos nuestro lema: “Aprender para enseñar y enseñar para aprender, porque rodar y volar todo es  empezar.”