Van Sweet Van: Vanlife for a dream

Javier es un pamplonica de 31 años licenciado en ADE y especializado en análisis financiero. Al poco tiempo de ejercer, se dio cuenta de que la rutina inamovible no era su camino. Lo dejó todo, cogió su mochila, su portátil y se fue a vivir a Costa Rica, donde exprimió sus días con el surf y la escalada. Meses después en su vuelta a España, encontró su furgo y la convirtió en un hogar, desde cero y con sus propias manos. Como él dice, a lo Juan Palomo: “yo me lo guiso, yo me lo como”.

El nómada inconformista

Cuando viví en Costa Rica, emprendí algunos negocios online que permitieron vivir al máximo cada instante de mi vida allí. Por motivos personales volví a España, y en poco tiempo y muy motivado, me instalé en Barcelona para trabajar como responsable de una conocida multinacional de deportes. Tras tres años, me sentí totalmente estancado. Aún así, ni la rutina más estresante me impedía viajar en mis días libres. Con el coche y una tienda de campaña, me lanzaba a la carretera y me evadía en los mejores lugares que encontraba.

“ERA LA HORA DE DEJAR DE SOÑAR Y PASAR A LA ACCIÓN”

Comprendí que mi vida era un bucle, así que abrí los ojos. Le comuniqué a mi jefe que en tres meses dejaba la empresa y ahorré lo suficiente para invertirlo en algo con lo que soñaba hacía mucho tiempo: una furgoneta. Tras comprarla, la camperizé y empecé mi nueva vida nómadaNo me costó encontrar mi veterana Peugeot Boxer 2.5D del año 2000, aunque con pocos kilómetros y sin electrónica, solo mecánica, algo fundamental para mí. Tenía claro que quería evitar futuras complicaciones en fallos o reparaciones.

Ser feliz con mucho menos

Antes de empezar a camperizarla, no tenía ni idea. Ni de electricidad, ni de sistemas de agua, ni de instalaciones de gas, la cual no llevo porque no llegué a aprenderlo. Tampoco había trabajado nunca con madera, y lo más jodido, nunca había viajado en furgo.

El resultado de mi camperización me hace muy feliz, sobre todo porque tras algunos meses viajando todo sigue en su sitio como el primer día. Usándola como un 4×4 y personalizada con mis manos desde cero, nunca he sentido nada tan mío como esta furgo. En el mundo de las cuatro ruedas, he aprendido a vivir con menos, y en consecuencia, a ser feliz con mucho menos.

Los que tenéis un proyecto similar en mente no lo dudéis. A fin de cuentas, solo se aprende a nadar si te tiras a la piscina. Podéis encontrar más detalles sobre mi proyecto personal en www.vanlifeforadream.com o @vanlifeforadream. Siempre que esté en mi mano, os echaré un cable encantado.