Seguro que has leído sobre familias que viven en ruta. Familias que se van unos cuantos años a recorrer el mundo, en ocasiones, durante toda la edad escolar de los niños. Dicen que durante el camino practican roadschooling o worldschooling, los nombres son diversos. Pero… ¿es esto real? ¿Es posible ser una familia nómada?
Los miedos de ser una familia nómada
Cada vez son más las familias que ahorran durante unos años para luego irse un periodo, generalmente un año, de “vuelta al mundo”. Y vuelta al mundo es simplemente un nombre que se le da a un viaje interior de libertad, felicidad y realización personal. Pero ¿qué pasa si ese viaje se convierte en tu vida, en vivir de viaje?
“Vuelta al mundo es un nombre que se le da a un viaje interior de libertad, felicidad y realización personal.”
No siempre las sociedades han sido sedentarias. De hecho, muchas eran nómadas: se movían en busca de recursos según las estaciones y las migraciones de otros animales. Aún hoy en día hay tribus nómadas en los 5 continentes como los Chichimecas (México), los Turkana (Kenia) o los Nenets (Rusia), entre otras. Pero en la sociedad occidental del primer mundo, al ganar en comodidades, tanto en cosas materiales como en derechos, ganamos también miedo a perderlo todo si te sales de la rueda. Sin embargo, no se trata de todo o nada, hay muchas fórmulas intermedias.
Los principales miedos con lo que se encuentran una familia nómada que se plantea hacer worldschooling son: el primero, siempre, el dinero (¿cómo financiar algo así?); el segundo, la educación de los niños; y, a partir de ahí, la familia, los amigos, la socialización, el tener un lugar al que llamar casa… y la lista puede ser infinita.
Vamos a ver los dos primeros. Las primeras preguntas que se hace la gente cuando se entera de que vives viajando, de que no tienes un lugar al que volver y de que tu casa puede ser en cualquier país.
El dinero
“Las cosas cuestan el tiempo que tardaste en conseguir el dinero para comprarlas”
-José Mújica-
Todos necesitamos ingresos para poder vivir, comer, pagar alquiler o combustible, comprar algunas cosas, etc. Pero hay muchas maneras de conseguir ese dinero.
Seguro que conoces a alguien que trabaja desde casa ¡y más después de esta pandemia que estamos viviendo! Pues bien, un trabajo que puedas realizar desde casa, lo puedes realizar desde cualquier lugar del mundo mientras tengas internet. ¡Parece hasta obvio!
Pero, incluso si no te ves capaz de realizar ningún trabajo a través de un ordenador o un teléfono, siguen existiendo posibilidades. Puedes llevar contigo tu trabajo y ofrecerlo allí donde vayas, ya sea artesanía, espectáculos, servicios de estética o salud, cursos… Hay familias nómadas que viajan con una peluquería en la furgo, por ejemplo.
Otra opción es buscar trabajo allí donde vayas. Ya, sé que estás pensando que si estás trabajando en un lugar tal vez no puedas moverte cómo te gustaría, pero es que vivir de viaje, amigos y amigas, en ocasiones es eso. Viajas lento porque hay que ganar dinero y porque tu vida está teniendo lugar a lo largo de ese camino. Por lo tanto, también te relacionas, creas tu pequeño círculo de amigos con los que interactuar porque en una vida de viaje, si vas rápido, al final, estás solo; criando en familia, pero solo. Por eso, quien decide vivir en movimiento, aprende a ir despacio y a pasar periodos largos de tiempo en un mismo lugar. Y volviendo al dinero, queda la opción de las plataformas en las que particulares, asociaciones o proyectos ofrecen alojamiento y comida a cambio de trabajo, que suele tener que ver con la construcción o mantenimiento de ese proyecto en concreto.
En resumen, maneras de ganar dinero hay, lo más difícil es deshacerse de todos esos miedos que nos bloquean para perseguir la vida que queremos.
La educación
“La educación es un viaje que dura una vida entera y cuyo destino que se expande según caminas”
-Jim Stovall-
El siguiente gran miedo es la educación de los niños, sobre todo en la sociedad española, donde cualquier otro tipo de enseñanza fuera de la tradicional es altamente desconocida. Me parece que, con la pandemia, se ha hecho un poco más visible que hay muchas familias en España que no escolarizan en el sistema tradicional. Muchas hacen homeschooling o acuden a escuelas alternativas, ya sean libres, activas, democráticas, Montessori, Amara Berri o mezcla e incluso variaciones de todas ellas.
La crianza y educación en movimiento, para estas familias, no es difícil de imaginar; es simplemente hacer lo que ya haces, pero en cualquier lugar. A veces, incluso visitando proyectos, escuelas o colegios internacionales en el país en el que se encuentren, ya que, recordemos, se viaja lento, al ritmo de las necesidades de la familia.
La pregunta que aquí hay que hacerse es: ¿qué modelo educativo quiero para mis hijos? Y sé que, para la gran mayoría, esta pregunta es difícil de responder, ya que nunca nos habíamos planteado que hubiera opciones. Que existan estas opciones y te las plantees conlleva responsabilidad y ¡no es fácil deshacerse de los patrones que conocemos y las presiones que sentimos para permitirnos elegir la opción que sintamos más nuestra!
Estos dos son los grandes miedos de las familias nómadas que se cuestionan hacer worldschooling. Tener miedo es normal, es sano, nos permite ser prudentes y mantenernos con vida, pero si los miedos te bloquean para seguir tu camino y el de tu familia, entonces, hay que comenzar a revisar.
“Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es el que no tiene miedo, sino el que conquista ese miedo” – Nelson Mandela